Encontrarse
con amigos... reunirse con la familia... compartir una mesa con seres
queridos... tal vez sea una de las tradiciones más arraigadas en nuestro
país. Las noticias importantes se dan a conocer alrededor de una
mesa... compartiendo ese momento sagrado y significativo que deviene de
una historia cultural muy nuestra. Jesús nos enseñó que esa reunión
entre todos y todas nos bendice, nos hace comunidad y nos posibilita
sentirnos uno, con los demás.
En
un tiempo en que los asados se venden en bolsas al vacío, la leche en
sachets y las hamburguesas en bolsas de plástico... elaborar nuestra
propia comida adquiere un profundo significado educativo, de apropiación
del proceso, de internalización de la experiencia y de disfrute por lo
que estamos haciendo... nos remite al tiempo en que las abuelas nos
sentaban a su lado a enseñarnos como se hacía el incomparable dulce de
leche, o las madres intentaban transmitir el secreto de "las milanesas
de la vieja".
Como
educadores, no renegamos del tiempo en que vivimos, planteamos que es
necesario tender puentes hacia la construcción de vínculos fuertes y
duraderos, en procesos significativos y que dejen huellas en todos
nosotros... En unos años, estos líderes y prelíderes podrán contarle a sus hijos, o recordarán en las reuniones de
ex-alumnos, el día en que se hicieron "harto guiso" y que
además...¡había sido el guiso más rico que habían comido en mucho tiempo!
El Cuerpo de Líderes en pleno, vivió una jornada de convivencia en donde el pretexto fue juntarse a
comer un guiso elaborado con sus propias manos... no había chance de que no quedara rico!! Las imágenes dan cuenta de lo que acabamos de
relatar.
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