Nuestro
país cuenta con una larga tradición en cuanto a inclusión educativa.
Varela ya se había preocupado por superar las concepciones elitistas
heredadas desde la época de la Colonia, promoviendo una Escuela Pública
abierta a toda la población.

El
Liceo quedó confinado a un sector de la población y la actual UTU a
otro... y además con un número significativo de niños y niñas que
interrumpían su trayectoria educativa una vez terminada la Escuela
Primaria.

A
partir de algunas de esas decisiones, TODOS Y TODAS tenemos la
oportunidad de asistir a un centro educativo de Enseñanza Media, y de
que se tengan en cuenta nuestras características particulares para
asegurar nuestros procesos de aprendizaje.

Los
equipos docentes tenemos la responsabilidad de implementar las
adecuaciones curriculares, para asegurar que los y las adolescentes
aprendan en función de sus posibilidades y características
particulares.
Tradicionalmente
asociábamos las A.C. con estudiantes que presentan dificultades
específicas o un trastorno del desarrollo; pero las A.C. también se
aplican a estudiantes que solamente tienen una manera diferente de
aprender.
Es
un desafío para los docentes, interpretar y decodificar esa forma
particular en la que aprende cada estudiante, y así poder aplicar las
artes y metodologías necesarias para asegurar su tránsito exitoso por el
sistema educaivo. Este desafío nos interpela, ya que pasamos de un
paradigma donde la educación estaba orientada a algunas personas con
determinadas características, a otro donde nuestra misión es lograr que
TODOS Y TODAS, aprendan. En eso estamos.